domingo, 3 de marzo de 2013

Sinfonía rabiosa de los escribas en defensa de la Justicia Independiente y No Corporativa que disfruta Argentina desde hace décadas, ¿por qué no siglos?

Joaco: "En el fondo, su guerra contra la Corte Suprema de Justicia encierra una disidencia fundamental. La Corte defiende una democracia republicana, occidental por lo tanto, mientras que la Presidenta aspira a gobernar una democracia con falsos aditamentos, que es la forma con la que el autoritarismo destruyó siempre la democracia. Como en Irán. Como en Venezuela. Como en Ecuador".
El Colo K: "La “democratización” de la Justicia es un planteo dirigido a controlar todo poder que no esté sintonizado con la política de la Casa Rosada".
El dr. Nelson: "Avanzar en la conformación de un Poder Judicial adicto. En eso consiste la llamada “democratización de la Justicia”. Como siempre hace el kirchnerismo para ocultar las reales intenciones que subyacen en estos proyectos, se toman aspiraciones legítimas y necesarias para avanzar en el sentido opuesto al que se postula. Un ejemplo de ello es la Ley de Medios.
Queda claro que el Gobierno busca instalar afanosamente una Justicia adicta. Es lo que hizo el menemismo, al que el kirchnerismo se va pareciendo cada día un poco más".
Laborda: "El proyecto de "democratización de la Justicia" podría conducir a que un grupo de académicos de La Cámpora colonice el Consejo de la Magistratura y pueda disciplinar a jueces argentinos díscolos".
Edu van der Kooy: "El cristinismo es experto en vender con demasiada frecuencia gato por liebre. Habla de democratización de la Justicia cuando, en verdad, aspira a controlarla con mano firme. Insiste, además, acerca de que nada se habría hecho en el Poder Judicial en 30 años de democracia.
No ocultó su deseo de contar con un Tribunal Supremo Constitucional, como sucede en España. Un órgano específico, paralelo a la Corte Suprema. El cristinismo tiene esbozos de ese proyecto. Para impulsarlo sería imprescindible aquella reforma. Habrá que ver si sigue pensando igual después de octubre".
Leuco Metralleta: "Hoy está mucho más claro qué significa ir por todo. La etapa de dividir al máximo a la sociedad y a sus organizaciones ya quedó atrás. La segunda fase de injuriar y degradar a los que no comulgaban con sus ideas fue superada. El tercer ciclo de cooptar dirigentes y entidades con dinero del Estado está en funcionamiento. Ahora ingresamos en el último y definitivo período: el de controlar absolutamente todo. Igual que el periodismo, ahora es tiempo de la Justicia militante".
El Sirviente: "El choque de poderes viene fogoneado desde que el anunciadísimo 7-D no salió al gusto del Gobierno. Ese día pensaba despojar al Grupo Clarín de varias de sus ondas y aún no pudo hacerlo porque el trámite tribunalicio de ese engorroso expediente se extiende indefinidamente entre cautelares y apelaciones, a las que ahora pretende ponerles coto.
Con la sangre en el ojo desde entonces (los ánimos se exacerbaron aún más por la frustrada estatización del predio palermitano de la Sociedad Rural), las amenazas de venganzas y de "democratización" contra el "levantamiento" (Julio Alak, dixit) de la Justicia resuenan de la Presidenta para abajo hasta el último de sus replicantes. Y no pararán hasta hacerla arrodillar".
Susy Viau: "La Democratización de la Justicia, un capítulo rimbombante al que el cristinismo parece haber apostado como última ratio de su gestión, la última resistencia, una partición del Poder Judicial, un corte entre las instituciones y un sector de mundo del derecho. Habló de la elección popular, lo que ya existe. Hoy por hoy, 7 sobre 13 miembros son surgidos de una elección.
Son muchos los que creen que la ofensiva se origina en un trípode cuyas fumatas elevan humo gris en las chimeneas del Ministerio de Justicia: son las del think tank que conforman el viceministro Julián Alvarez, el presidente de Aerolíneas Mariano Recalde y Carlos “Wado” De Pedro. Ninguno es grande; los tres tienen lo necesario: los fierros y la billetera para repartir y castigar".
La Nación: "El peligro de que se profundice la degradación institucional está a la vista, al igual que el riesgo de que la fuerza gobernante avance hacia la suma del poder público. Quienes tienen el deber de administrar justicia deberán entender que se han convertido en el último límite a los abusos de un poder que, sin pausa, viene avanzando contra principios esenciales de nuestro sistema republicano y contra la prensa libre, en su afán de ir por todo".

2 comentarios:

Daniel dijo...

The Nation hablando de "degradación institucional", me conmueve hasta la médula.

Prol dijo...

A ver, a ver. ¿Cómo era la frase de Brecht? Ah, sí. "No hay nada más parecido a un Fascista que un liberal asustado". ¿A qué se referiría don Bertoldt? Vaya uno a saber.

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