lunes, 11 de marzo de 2013

Control de precios en Estados Unidos

"John Kenneth Galbraith (foto), uno de los más grandes economistas del siglo pasado, fue el encargado del control de precios en Estados Unidos en el período de la Segunda Guerra Mundial. Su tarea y su experiencia, que fue exitosa, la reflejó en el libro A Theory of Price Control, publicado en 1952 y reeditado en 1980 bajo el nuevo título A Theory of Price Control: The Classic Account.
El profesor Salvador Treber, en un artículo publicado en el diario La Voz del Interior, en mayo de 2006, se introduce en esa experiencia y explica que en 1941 Galbraith fue “convocado por el presidente Franklin Delano Roosevelt para administrar los precios internos, y aprendió que los libros e ideólogos –en línea con las reacciones de monopolios y oligopolios– harían fracasar la misión si admitía limitar el control a un cierto número de artículos seleccionados”. Treber precisa que el enfant terrible de Harvard “pronto comprendió que debía transgredir ese axioma liberal –casi una herejía por aquellos tiempos– y no vaciló en extenderlo a todos los bienes comercializables”. Señala que “contra los pronósticos agoreros, el éxito fue total y ello le generó gran prestigio y respetabilidad. Consiguió mantener así los precios internos en un nivel inferior al 2,0 por ciento anual, pese al incesante incremento de la demanda y los altos índices de ocupación que acompañaron al período”. Y concluye que “lo que sus colegas consideraron casi un ‘milagro’ inexplicable; para él era apenas una gran lección que le advirtió sobre la necesidad de someter todo al examen de resultados verificables”.
Pese a ese exitoso trabajo de Galbraith, que tuvo un profundo efecto en la evolución del pensamiento económico, la corriente de la no-intervención en los mercados ha ignorado esa triunfante injerencia del Estado. El control de precios no emerge de esa experiencia como un fin en sí mismo, como vaca sagrada, sino como una imprescindible herramienta de una política de ingresos, ingrediente esencial de una estrategia económica destinada a combinar el empleo con un grado razonable de estabilidad. Para ello los problemas de la economía deben ser abordados incluyendo el contenido político, o sea el poder económico. Si se decide eliminarlo en el análisis, la economía queda lejos de la relación con el mundo real".
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