miércoles, 13 de marzo de 2013

Bety y el profesor de vóley, con el consorcio de ocupas

Beatriz Sarlo: "Sabemos que toda identidad es imaginaria: una representación, no una sustancia. Sin embargo, el imaginario puede convertirse en una fuerza social. Contra una identidad es poco inteligente responder con un argumento histórico: "Usted cree vivir en un territorio británico de ultramar, pero, considerado el pasado colonial de Gran Bretaña, la invasión de 1833 a las islas define su presente: por lo tanto, usted es parte de una población implantada". Una discusión en estos términos es dificilísima. O inútil.
El referéndum se convertirá en instrumento de la política de los isleños en el mundo y, sobre todo, en las Naciones Unidas. Por eso contestaron con dureza cuando, en la conferencia de prensa, el profesor Peter Willetts, un académico inglés que los apoya, les señaló que las islas estaban en un cerrojo legal: si no se reconocen como colonia, no están en condiciones de reclamar la opción de la autodeterminación. Un miembro de la Asamblea, molesto ante esta precisión del derecho internacional, repitió su definición de las islas: "No somos colonia, cobramos nuestros impuestos, elaboramos nuestro presupuesto y lo aprobamos. Lo que usted trae es un argumento académico"".
Fernando Iglesias: "¿Sostiene nuestro canciller que los isleños son una "población trasplantada con fines colonialistas por un imperio"? Desde luego. Se trata de un concepto notable, aunque recuerda bastante algunas parrafadas de "Los Protocolos de los Sabios de Sión". En todo caso, es aplicable sin restricciones a las familias Saavedra, Moreno y San Martín, así como a la totalidad de la población trasplantada a América del Sur con fines colonialistas por un imperio, el español, cuyos descendientes consideramos nuestros héroes nacionales por haber ejercido su derecho a la autodeterminación. Para no mencionar que en un país en el que las provincias preceden a la Nación es por lo menos curioso que se le niegue a nadie el derecho a decidir si quiere formar parte de él o mantenerse a prudencial distancia, por motivos que la historia nacional y la realidad kirchnerista hacen perfectamente comprensibles.
Así estamos, presos de un régimen que cree que las votaciones son excelentes para elegir jueces, pero malas para decidir a qué comunidad desea pertenecer un grupo de personas. Súbditos de un poder soberano especializado en decidir quiénes son pueblo y quiénes no. Sometidos a quienes creen que un 54% legitima cualquier atropello, pero el 99% no habilita ninguna legitimidad. A merced de propietarios de saberes y legados que establecen quiénes son gente que merece respeto y quiénes son simples enemigos sin entidad ni derecho".

Mientras tanto, desde Puerto Argentino, Dinatale (se y los) deschava: "La diplomacia británica también empezó a trabajar arduamente para convencer a Estados Unidos de modificar su postura y aumentó en los últimos meses la presencia de embajadas en América latina. De hecho, varios periodistas y académicos latinoamericanos fueron invitados por embajadas británicas para cubrir aquí el referéndum".

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