sábado, 22 de diciembre de 2012

Plumas del país, sobe los #saqueos

Fontevecchia: "Thomas Hobbes, el famoso filósofo autor del Leviatán, sostenía que el hombre es el lobo del hombre y que sin el monopolio de la fuerza por parte del Estado la guerra de todos contra todos es inevitable.
El lobo es inspirador de varias metáforas; la otra es la de la fábula de quien, para preocupar, anunciaba falsamente que venía el lobo, para que cuando viniera de verdad nadie le creyera. Cada vez que un hecho con reminiscencias de 2001 irrumpe, el masivo cacerolazo del 8N o estos masivos saqueos, quienes no quieren al Gobierno pronostican el comienzo del fin del kirchnerismo, y luego las situaciones se distienden y nada cambia. Ojalá que el lobo verdadero no venga nunca más y encuentre a la democracia descreída".
La Voz del Interior: "Hoy no está en juego la continuidad de Cristina Fernández. En la profunda crisis social que se palpa en determinados puntos de la Argentina, la política nacional está presente, pero no es el factor determinante.
Con los hechos consumados, la dirigencia política responsabilizó a distintas organizaciones políticas y a la delincuencia. Estos dos actores participaron –sin duda–, pero si bien son condición necesaria para explicar los saqueos, no son condición suficiente: sin una crisis social que ponga a vastos sectores en una situación desesperante, aquellos no podrían haber actuado.
Cuando el Estado advierte la pobreza y el desempleo de una fracción de la población y, en vez de asistirla, se retira y mira para otro lado, la violencia social aparece de nuevo".
Morales Solá: "La política del subsidio, sin una contrapartida de reales compromisos educativos o laborales, se ha convertido en una eficaz herramienta electoral.
El kirchnerismo ha hecho uso y abuso de ese recurso. Hay generaciones de argentinos que han perdido la cultura del trabajo. Tienen razón Daniel Scioli o Sergio Massa cuando señalan que el robo de televisores o de bebidas alcohólicas no es una faena de hambrientos, sino de ladrones. También es expresión de resentimiento y de impunidad.
Durante un década, el discurso del poder, que tiene una enorme influencia en la construcción de la cultura social, demonizó a los que tienen algo o mucho, y los enfrentó con los sectores más marginales de la sociedad.
En ese contexto, era predecible la certeza de muchos de que la propiedad del otro es un derecho propio. Esa misma marginalidad fue aprovechada por el kirchnerismo para sus epifanías políticas o, incluso, para presionar violentamente sobre los estamentos sociales perseguidos por el oficialismo. En definitiva, el Estado no contuvo ni le puso límites a una marginalidad social creciente".
La Gaceta de Tucumán: "Antes que las incriminaciones políticas, parece más razonable encontrar las causas que provocaron estas reacciones populares. Y en esa búsqueda, lo que correspondería averiguar es la verdadera situación en la que se encuentran los sectores más desprotegidos de la pirámide social. Es que en Bariloche y en Rosario hay áreas donde la marginación y la indigencia aún tienen cabida. Y en esa línea, todo parece indicar que esta Argentina que ha venido creciendo "a tasas chinas" (aunque 2012 muestra una disminución de ese ritmo) no ha logrado sostener y consolidar con desarrollo e inclusión un tiempo virtuoso de la economía. Una evidente falta de políticas sustentables aparece también en este horizonte. Entonces, habría que decir que en una primera línea de imprevisión política aparece el Gobierno nacional y los gobiernos provinciales ante este cuadro: no se resuelven las necesidades sociales extremas con reacciones represivas. La Justicia deberá investigar a fondo para identificar a los responsables de estos ataques a la propiedad que no pueden quedar impunes".
Abraham: "Coches quemados en Francia, incendios en Londres, saqueos en el conurbano, poblaciones marginalizadas a veces organizadas por mafias armadas, otras de acuerdo a un efecto de resonancia potenciada, al decir del gerente de un supermercado vaciado de  Campana, por la conectividad de Facebook.
En el viejo continente quienes salen a la calle a romper lo que encuentran a su paso son descendientes de antiguas colonias, hoy europeos sin futuro. No son como los demás aunque tengan los mismos derechos. Son y no son, tienen y no tienen una identidad reconocida. Es posible que la violencia se multiplique por la tensión y la falta de salida de una media identidad esta vez no elegida por un deseo de cosmopolitismo sino por el no lugar en la sociedad. Queda el llamado margen. ¿Y entre nosotros?
Hay muertos".
La Nueva Provincia: "Los grupos marginales y violentos a los cuales el inefable jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, hizo responsables de los saqueos que sacudieron a las ciudades de Bariloche, San Fernando, Chaco, Rosario y Campana son los mismos que el kirchnerismo ha financiado con generosos subsidios y a los que ha alentado a cortar rutas y a avanzar sobre los espacios públicos, desde el año 2003.
Se podría decir, con arreglo al adagio clásico: ¿cría cueros y se sacarán los ojos? No son, pues, Moyano y Micheli los culpables de los desmanes. Por extraño que parezca es el Gobierno quien debe asumir las culpas. Años de alentar el derecho a la rebelión y al saqueo, nos han llevado a este calamitoso estado de cosas".
Roa: "Las imágenes de TV también desmienten las estadísticas del INDEC, que declaran poco menos que extinguidas la pobreza y la indigencia. ¿Qué otra cosa que pobres, indigentes y excluidos son los protagonistas de los saqueos, aunque el robo y la violencia sean imposibles de justificar? Obvio, sobre esto, el Gobierno no dice una sola palabra.
Prefiere cargarle la responsabilidad al sindicalismo opositor de Moyano, Micheli y Barrionuevo, casualmente los tres que vienen de hacerle un paro nacional y una marcha sobre la Plaza de Mayo".
La Capital: "El clima festivo que se vivió ayer en el centro de la ciudad por las compras navideñas contrastó fuertemente con lo que ocurría en los barrios, donde grupos de gente irrumpía con violencia en los comercios y la policía disparaba balas de goma. Rosario mostró ayer la singularidad de dos realidades opuestas.
El titular de la Asociación Empresaria de Rosario, Ricardo Diab, confirmó que ayer fue uno de los mejores días para los comerciantes del centro. "Las ventas están explotando", ratificó. Y al mismo tiempo admitió: "Estamos viviendo dos mundos en la misma ciudad", dijo conociendo lo que estaban sufriendo los dueños de negocios en los barrios".
Así, mientras casi no se podía caminar por las peatonales ni por calle San Luis y se complicaba entrar a los comercios por la gran cantidad de gente, en barrios alejados de Oroño y Pellegrini los vecinos se armaban con palos y caños para proteger los locales comerciales. El pánico cundió entre la gente, mientras en otras calles los transeúntes caminaban acelerados con bolsas y paquetes en los brazos".
García: "Tres gobiernos de un mismo signo pasaron en los que la palabra inseguridad no se pronunciaba, oculta en el Indec, asociando ese silencio a los ricos, a la derecha, a los militares gerontes y a los que denunciaban violaciones en los medios. Como si pobres, trabajadores o cuentapropistas no atravesaran la misma penuria cotidiana. Esa palabra omitida, sin embargo, retrata los últimos saqueos, la inseguridad oculta es la expresión inequívoca del momento, probada cuando intendentes de Bariloche o San Fernando públicamente  clamaban por un policía más (en algunos casos, sin éxito)".
Abba: "1. No tiene nada que ver con la protesta social. Una muy buena conjunción de esfuerzos nacionales, provinciales y municipales lograron atender este año las clásicas demandas de esta época a tal punto que casi no se venían registrando los habituales piquetes de protesta. Ninguna organización social participó de la movida.
2. No fue una protesta por la tormenta. Si se mira bien, las zonas de robo a comercios no coinciden con las que resultaron más afectadas por el diluvio de esta semana.
3. No fueron movimientos espontáneos. Desde distintas fuentes confirman haber detectado en la logística de estos hechos la misma presencia sindical que ayer denunció el gobierno nacional.
4. Existió el efecto contagio. No es casual que después de la exagerada exposición mediática de los desmanes en Bariloche se sucedieran réplicas similares en varios lugares del país.
5. Tiene que ver el narcotráfico. En Rosario podría estar dándose una preocupante disputa de territorios donde funcionan quioscos de droga. No son pocos los que adjudican a los llamados “soldaditos narcos” haber liderado los asaltos a comercios".
Bilotta: "La reaparición de los saqueos pese a la rápida intervención de las fuerzas de seguridad –marcada diferencia con los del 19 y 20 de diciembre del 2001– confirma que además del control de la calle, el oficialismo perdió el que ejercía sobre el relato: nada mejor que una crisis de excepción para democratizar la circulación de la palabra. De la transmisión en tiempo real brotó una narrativa espontánea que devolvió a las noticias una dimensión humana y convirtió en un hecho superfluo los comentarios infundados. Es decir: desprovistos de información.
La crispación, las declaraciones exaltadas  y las acusaciones fáciles moldearon, en cambio, una sinfonía atónica de discursos vacuos e inconducentes a otra cosa que no sea la rispidez. Quienes ayer se interrogaron de forma retórica ante los micrófonos acerca de  qué quieren los que protagonizaron los saqueos, deberían proponerse a sí mismos una respuesta".

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