miércoles, 26 de diciembre de 2012

El hedor de Kusch

"Opuesto a la pulcritud de la ciudad, Kusch da cuenta del hedor con sincera brutalidad: “Nuestros buenos ciudadanos piensan que lo que no es ciudad ni prócer ni pulcritud, es un hedor susceptible de ser exterminado; la solución para América pasa por remediar la suciedad e implantar la pulcritud. Esta oposición se torna irremediable” En este contexto Tupac Amaru, Rosas, Peñaloza, Perón son, para Kusch, revelación hedienta de nuestra América, una experiencia maldita.
Y cuán presente está hoy el hedor. En cada acto racista cada vez que se nombra al otro “bolita”, “negro cabeza”, aparece percibido como lo nauseabundo. La supuesta pulcritud ciudadana, civilizada, otorga seguridad exterior manifestada con insolencia, “hasta el punto de hablar de hedor con el único afán de avergonzar a los otros”".
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