domingo, 16 de diciembre de 2012

"Alfonso, la put* que te parió"

No lo dicen, se están mordiendo la lengua desde el viernes... La vena les está por explotar, pero utilizan términos más decorosos, ambiguos, reprimidos. Saben que no pueden acusarlo de parcial porque sino se descubrirían demasiado. Aunque...
Clarín: "El Grupo Clarín publica hoy una solicitada con relación a la Ley de Medios y Derechos Constitucionales.
Señala que “el fallo fue dictado en pocas horas, sin considerar las numerosas y contundentes pruebas reunidas en más de 3.300 fojas del expediente”, que “está basado en consideraciones dogmáticas y autocontradictorias, alejadas de las constancias de la causa”.
Y juzga que es “arbitrario” porque desconoce “flagrantes violaciones constitucionales acreditadas e ignora principios del Sistema Interamericano de Derechos Humanos”.
Para la organización, el fallo de Alfonso “también confunde la regulación del espectro radioeléctrico con la restricción arbitraria de licencias que no utilizan ese espectro, vulnerando la libertad de prensa”.
“Y con una enorme peligrosidad –dice– relativiza la estabilidad de las licencias audiovisuales, y faculta al Gobierno a disponer de ellas, habilitando una espada de Damocles sobre la libertad de expresión de los medios no adictos al poder”".
Castro: "Hubo euforia en Olivos el viernes cuando el juez Horacio Alfonso, confirmando lo que habíamos adelantado hace semanas, falló a favor del Gobierno en la controversia sobre los artículos 161 y 45 de la citada ley. Alfonso es un juez cercano al kirchnerismo, dato que es vox pópuli en todos los ambientes tribunalicios".
Eliaschev: "La propia Cristina Fernández, convencida de que los medios de comunicación que no controla, así como los jueces que no se le someten, son golpistas, ha denunciado a los “fierros” judiciales y mediáticos. En castellano, los tanques de los golpistas de 1966 y, sobre todo, de 1976 hoy serían para ella equivalentes a jueces y periodistas. Asombrosa y perversa simplificación que embiste contra la propia realidad, porque ¿este juez Alfonso no expresa acaso a la “corporación” judicial y sus fallos no equivalen a esos “fierros” con los que los militares volteaban gobiernos legítimos? ¿Es un golpista destituyente el siempre complaciente Norberto Oyarbide".
Kirschbaum: "El Gobierno pedirá de nuevo el per saltum por gravedad institucional. ¿Cuál es la gravedad? Muy simple: temen que la Cámara falle al contrario que el veloz fallo del juez Alfonso. Es cierto, también, que la Corte tiene la última palabra y que la “sentencia definitiva” se refiere al pronunciamiento de los supremos, tal como se estableció en la extensión de la cautelar. Alfonso desconoció esas decisiones de sus superiores y, además, no consideró pruebas y peritajes presentados, tal era el apuro que tenía por fallar".
Morales Solá: "El juez Horacio Alfonso le dio ese primer triunfo después de varios meses de consecutivas derrotas. ¿Un triunfo breve? Sí, seguramente. No bien el Grupo Clarín apele su decisión en las primeras horas de mañana la cautelar que protege sus propiedades quedará reinstalada. Pero la Presidenta prefiere la prueba de su razón antes que la permanencia de las victorias. Y Alfonso suscribió en su fallo sobre la cuestión de fondo, con argumentos más políticos que jurídicos, todas las posiciones del cristinismo.
El juez sorprendió con su prisa a los propios jueces de la Corte Suprema de Justicia. Éstos esperaban para principios de año los dos expedientes que hay sobre el caso Clarín, la cautelar y la cuestión de fondo. También sorprendió a los camaristas del fuero Civil y Comercial.
A Cristina le gustan más las hipótesis convertidas en palabras escritas que las cosas prácticas. Alfonso la llenó de satisfacción.
La Justicia no puede ni debe entrometerse en leyes que están avaladas por el Poder Ejecutivo y el Legislativo, que son poderes elegidos por la sociedad. La Justicia no lo es. Esa es la línea fundamental del discurso cristinista. Alfonso la hizo suya. Ni los funcionarios ni el juez tuvieron en cuenta que la Justicia existe también para evitar que las mayorías políticas, circunstanciales por definición, no terminen destrozando la Constitución.
¿Y si hubiera algún daño comprobable al patrimonio de Clarín? Queda el camino de las indemnizaciones y los resarcimientos por parte del Estado, aclaró Alfonso. Ya antes lo había dicho Martín Sabbattella. Cristina no entregará ahora plata contante y sonante, de la que carece cada vez más. Entregará, probablemente, bonos que podrían cobrarse dentro de 30 años.
El caso, más allá de la guerra declarada por la Presidenta contra Clarín, sienta un peligroso precedente. El juez, cuya decisión debe respetarse, relativizó el derecho constitucional a la propiedad, desconoció los derechos adquiridos y redujo la libertad de expresión sólo a los medios escritos; es decir, a diarios y revistas. Todos los otros derechos y garantías quedarían bajo la órbita del Estado, que en este caso es un gobierno. Alfonso desconoció hasta el espíritu, el articulado y los principios de Pacto de San José de Costa Rica, que forma parte de la Constitución argentina. Esos principios señalan claramente que las leyes contra la concentración económica, en defensa de la competencia o antimonopólicas deberán ser generales. Nunca deberán hacerse exclusivamente contra medios de comunicación. Sus redactores previeron que hay formas directas e indirectas de atacar la libertad de expresión".

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