domingo, 25 de noviembre de 2012

La plata de Bartolo

"Todavía no se ve un camino viable para que las partes que no son peronistas puede unirse, como en Venezuela. En 2015, cuando termina su segundo mandato Cristina, yo no sé lo que va a suceder. Su sucesor debe ser otro peronista actual, un poco más abierto, más centrista. No veo otra opción", se lamentaba Bartolo hace 2 semanas atrás y pedía que los pobres no votaran más porque sino lo hacen por CFK y la dictadura de los voto (hoy La Nación escribe una desopilante editorial desvinculándose ella y sus secuaces de cualquier intento golpista que se le adjudica en el presente, teniendo en cuenta su intachable apego a las normas democráticas durante toda su historia) sigue imponiendo gobiernos populistas que van en contra de los intereses de su empresa.
Como cuando Magnetto salió a decir que había esperar que a gobiernos como el argentino y el venezolano se les acabara la plata y sus plumas inmediatamente se pusieron a escribir que a la Argentina le escaseaban los fondos, estos días se observó cómo esos mismos columnistas se decidieron -voluntariamente, claro- por envalentonar a las figuras por fuera del cristinismo -a propósito: la otra línea es repetir cual loros que CFK está sola y aislada, como marcábamos también esta semana-.
Sólo extraemos las columnas de este fin de semana como muestra, pero si se busca en días anteriores se encuentra ese rastro de periodismo independiente de escribir lo que el patrón manda.
Leuco: "Anticipo: Roberto Lavagna será candidato a senador por la Capital. Se trata de un hecho político de gran importancia que relativizarán en lo inmediato, pero confirmarán en febrero y que obliga a reacomodar el escenario poskirchnerista. En el peronismo, por distintas virtudes, hoy existen otros cuatro grandes jugadores además del ex candidato a presidente y padre del modelo económico de Duhalde-Kirchner que logró sacar a la Argentina del infierno. Dos de los cuatro ya juegan abiertamente contra Cristina: Hugo Moyano y José Manuel de la Sota. Y los dos restantes son los candidatos más taquilleros (incluso por encima de Cristina) que miran y son mirados con sospecha por la Presidenta: Daniel Scioli y Sergio Massa.
De cómo se mueva ese quinteto que hoy articula consultas, afectos y reuniones más de lo que se conoce, depende quién será el próximo jefe de Estado a partir de 2015".
Sehinkman: "Algo pasa en la Argentina. A la Virgen de San Nicolás le robaron la corona. Pues a Cristina también. Le perdieron el pavor. Scioli está desconocido: le jura lealtad sólo una vez por semana. Massa, el joven maravilla, se deja fotografiar con todos y ya no le importa si el fotógrafo es de la SIDE. Y el gobernador De la Sota, todo él, se postula como nuevo implante para la cabeza peronista".
Novaro: "El éxito de la huelga es la puntada que faltaba en esta larga cadena de errores gubernamentales. Y lo obliga, habiendo consumido buena parte de su capital político, y visto que no puede destruir a sus adversarios, a probar que es capaz de convivir con ellos. En eso puede que lo ayude, si se deja ayudar, el resto del peronismo, que tampoco quiere que Moyano se lleve todo por delante. Sobre todo porque, dadas las dificultades de Cristina, ve cada vez más claro y cercano el futuro en que deberá lidiar con los problemas que ahora la desvelan".
Fontevecchia: "Después del 8N, Daniel Scioli es el protagonista político más mencionado. Pero cuando, ya sin re-reelección, una parte del kirchnerismo comienza a aceptarlo como un mal menor (la otra prefiere entregarle la banda presidencial a Macri y dividir al peronismo con un candidato de La Cámpora que saque el 20%), les aparece al Gobierno y al propio Scioli una amenaza mucho mayor. Si varias encuestas (Management & Fit, Ipsos/Mora y Araujo) no se equivocaran, la imagen positiva neta de Sergio Massa no sólo supera a la de Cristina Kirchner sino también a la del propio Scioli".
Viau: "Por lo pronto, los sucesos que trajo consigo el penúltimo mes del 2012 han desnudado la batalla por la sucesión. Daniel Scioli hace votos de fidelidad a la jefa del Estado y pone en marcha el aparato con que espera afrontar la carrera por el 2015. Ni él ni Sergio Massa, los dos candidatos mejor posicionados entre el electorado bonaerense, han resuelto aún si en las internas del año próximo jugarán a favor o en contra del oficialismo. Es cuestión de tiempo: Scioli debe atravesar el Rubicón de los aguinaldos y se tranquiliza en la creencia de que “No tienen otra alternativa que no sea yo. Soy el único que puede facilitar una salida”; Massa no está apurado. Tiene a Scioli por delante y del camino que éste elija depende buena parte de su decisión. Con suerte puede esperanzarse con una nominación a la presidencia; con mala fortuna su destino puede encaminarlo a la gobernación. Uno y otro siguen con atención las encuestas. Los sondeos les indican que, en cualquier escenario, pierde el candidato oficialista. Alicia Kirchner sería derrotada por Scioli, por Massa, por Francisco De Narváez y hasta por Karina Rabollini. Julián Domínguez y Florencio Randazzo se ubican por detrás de la cuñada presidencial".
Neilson: "Para socialistas como Hermes Binner, radicales como Julio Cobos, Ernesto Sanz y Ricardo Alfonsín, o el jefe de PRO Mauricio Macri, el que tantos den por descontado que el sucesor de Cristina será forzosamente peronista es ingrato pero, mal que les pese, la mayoría se ha habituado a pensar que los únicos capaces de asegurar la gobernabilidad son los compañeros, razón por la que los más beneficiados por los estragos causados por una facción del movimiento suelen ser los integrantes de otra disidente. Puesto que todo hace prever que el eventual sucesor de Cristina encontrará un país en que sea necesario algo más que buena voluntad, acompañada por diálogos balsámicos entre los gobernantes y sus adversarios, para atenuar los muchos problemas que dejará “el modelo”, peronistas como De la Sota y Scioli corren con ventaja. Lo mismo que los atribulados países ricos del hemisferio norte, la Argentina se ha acostumbrado nuevamente a vivir por encima de sus medios. Cristina apostó a que el largo plazo resultaría ser un mito neoliberal o, cuando menos, que se postergaría hasta las calendas griegas, pero ya está a la puerta. Para más señas, está reclamando un ajuste feroz. Así las cosas, los deseosos de ocupar el lugar de Cristina tendrán que prepararse para enfrentar un panorama que sea mucho más agreste que el que vislumbraban cuando la mayoría aún confiaba en los poderes mágicos de la señora".

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