miércoles, 21 de noviembre de 2012

Del tomate: mueren chicos por fumigaciones

"Dos niños de 4 años muertos y una chiquitita de 5 que estuvo en coma y sigue en tratamiento son apenas la punta del ovillo que une la fumigación con agrotóxicos con el infierno que representa en la correntina localidad de Lavalle la producción de tomate.
Un juez procesó a un empresario por homicidio culposo y expuso así la verdad que todos ocultan y ningún organismo provincial ni nacional controla. Una industria que basa sus ganancias en el trabajo infantil y en negro y que usa venenos letales produce así el 22% de los tomates que llegan al mercado central. El SENASA prohibió el pesticida que mató al niño correntino, pero recién a partir de abril de 2013, para primero agotar el stock.
(...) Son las 4 de la tarde cuando comienza el desfile de trabajadores hacia los viveros cubiertos de plásticos que protegen los tomates criados por la media docena de propietarios que se instalaron en Puerto Viejo, atraídos por los suelos fértiles, el fácil acceso al agua y la falta de control. El intendente, Hugo Perrotta, es administrador de una de esas tomateras, me cuentan los vecinos, mientras vemos pasar la fila de trabajadores. Son niños descalzos que llevan sobre la cabeza, para cubrirse del sol, las canastas con las que luego recogerán los tomates, durante 8 horas, bajo el sopor de los toldos plásticos, manipulando sin guantes una cosecha fumigada con veneno.
Esos niños forman parte de la industria que produce, en esas condiciones, el 22% de los tomates que ingresan al mercado central de Buenos Aires y se distribuyen luego por todo el país.
Gladys me dice que fueron los gritos de auxilio de su hijo Nicolás los que atrajeron hasta su casa y por eso nos recibe con alegría. Pero Gladys nos sonríe y habla tan bajito que hay que sentarse muy cerca para seguir el relato sobre cómo murió su hijito de 4 años. Fue a fines de marzo de 2011. “Amaneció vomitando. Lo llevé a la salita de primeros auxilios de Lavalle. Ahí la doctora Patricia Viltón le aplicó una inyección y nos mando de vuelta. Mejoró un rato. A la tarde se fue a juagar con su primita, celeste y los dos volvieron con vómitos. Lloraban y lloraban. Los llevamos entonces al hospital de Santa Lucía y nos dijeron que no tenían nada. Pero él siguió llorando y vomitando. Entonces fuimos a Goya. Mi hijo ya estaba muy mal. Lo Trasladaron a Corrientes. Ahí murió. Cuando el forense me entregó el cuerpito me dijo que lo mató la tomatera, por el veneno”
(...) El endosulfán es un pesticida que el SENASA prohibió el 1 de julio de este año, luego de una consulta pública donde escucho los argumentos de organizaciones y asambleas ambientales, el Defensor del Pueblo de la Nación y recomendaciones de organismos internacionales, entre otros muchos que denunciaron los peligros del endosulfán para la vida humana. El más letal es su poder residual: sus efectos venenosos duran entre 60 y 800 días. Es decir, que permanecen donde se lo aplica: agua, tierra y cultivo. Más claro: comer dentro de los 60 días un tomate fumigado con endosulfán implica tragarlo".
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