domingo, 21 de octubre de 2012

Clarín, contra las cuerdas

Se le viene el 7D encima y ahora Clarín intenta por el lado de que permitir la aplicación del artículo 161 (que lo obligaría desprenderse de 200 licencias, aproximadamente) sería habilitar la Re-Re. Los tipos tiran, a ver si prende... Y en ese trajín, vale manchar todo, a lo Carrió (hasta a un testigo amenazado, sólo por haberse declarado K. Seguro La Nata denunciará a Blanck por acusar a la víctima con la pollera corta y todo eso). Total, luego no hay que probar nada. Más, claro, una buena dósis del clásico "todo está mal" y todo se cae a pedazos y todo es relato, mentira; recurso masturbatorio que todavía no puede procesar una elección como la del 23O. Pero ya le encontrarán la vuelta para presentar que también eso fue una mentira, no su descripción de la realidad, custodios ellos de lo que verdaderamente debe creer el pueblo argentino, perdón, "la gente".
El Colo K: "La furiosa presión del Gobierno sobre la Justicia está vinculada en la intimidad con el objetivo mayor del oficialismo: lograr que Cristina se autosuceda ininterrumpidamente .
Las dificultades actuales han obligado a bajar el tema de la cartelera, pero no ha sido abandonado. La maniobra está precedida por este forzamiento dirigido a impedir que la Justicia actúe independientemente en un fallo crucial sobre la inconstitucionalidad o no de dos artículos de la ley de medios, que está en vigor a pesar de la propaganda kirchnerista en contrario.
Como telón de fondo, la autosucesión de Cristina impregna todos los actos del oficialismo. Para lograrla, quieren la unanimidad de voces, el silencio de toda crítica. No es una epopeya sino un acto desesperado".
Edu Van der Kooy: "Dos de los miembros de la minoría opositora en el Consejo de la Magistratura fueron sondeados sin pudores por un emisario kirchnerista para saber si, bajo alguna condición especial, estaban dispuestos a torcer su voto para permitirle al Gobierno designar a una jueza fiel –María Gagliardi– que falle sobre dos controvertidos artículos de la ley de medios. Aquellos hombres habrían quedado perplejos. Y se untaron con un inviolable silencio. ¿Un intento de soborno? ¿Un ofrecimiento de US$ 500 mil para cada uno? Ese silencio convirtió esos interrogantes sólo en rumores intensos.
Las maniobras del gobierno de Cristina Fernández sobre el Poder Judicial han terminado por convertir la vieja y famosa servilleta del ex ministro menemista Carlos Corach –donde supuestamente escribió los nombres de jueces adictos de la época– casi en un texto infantil de María Elena Walsh.
Susy Viau: "Trapalanda se cae a pedazos. Lo fundamental es que no se sepa.
Para ello, el cristinismo se abraza al 7 de Diciembre, el día en que, según ha anunciado, le echará el cerrojo a los medios que se atrevan a contarlo. El hombre clave de estas horas es Julio Alak, un soldado, no importa de qué jefe. Con el mismo entusiasmo con que, como presidente del partido, respaldó los indultos y peregrinó de La Plata a Don Torcuato para homenajear a Carlos Menem preso, ensaya ahora una triquiñuela tras otra para ofrendarle a la Presidente su carta decembrista. A ese naipe se juega todo. Mientras tanto, la imagen de la Presidente cae al 30 por ciento, hay deliberación y desorientación en sus cuarteles generales. Recostada sobre Carlos Zannini, Cristina Fernández corre detrás de los hechos y ya no construye agenda. Algunos pocos intendentes (Julio Pereyra, Francisco “Barba” Gutiérrez, Darío Díaz Pérez) siguen celebrando el “modelo”. Los demás callan, observan, quizás piensen que si Borgia se desliza hacia su ocaso, “Florencia no debe ser enterrada con él”. Son pocos, con todo, los que han entendido la verdadera naturaleza del fenómeno. La mayoría sigue creyendo (como Joseph Roth, con todo derecho, en 1938) que sólo los alemanes incorporaron el elemento diabólico a la política. Roth añadía que al demonio no le gusta la verdad. Trapalanda, entonces, tratará de sobrevivir cueste lo que cueste porque Trapalanda es el relato".
Marce Moreno: "Hace tres años, cuando se dictó la ley de Medios Audiovisuales, escribí en esta columna que defender a Clarín significaba defender a la democracia. Esto me valió la casta indignación de voceros kirchneristas, que en nombre de su sacrosanta buena fe defendían el próximo advenimiento de radios wichis, diaguitas y mapuches y señales de TV de ONGS, sociedades de fomento y sindicatos.
Escribí aquello porque era entonces claro -y lo es más ahora- que esa ley, contra lo que mandan las leyes, estaba destinada a destruir un grupo particular de medios.
Desarticulado Clarín -escribí entonces y escribo ahora-, el grupo más fuerte aunque obviamente no monopólico del país, terminar con el resto de voces disonantes a las que corean al unísono el discurso oficial sería una tarea mucho más sencilla. Por eso, entonces y ahora, defender a Clarín significaba y significa defender a la democracia.
Lo que entonces podía llegar a persuadir a algunos -como las falsas explicaciones de los médicos del cuento de Papini- ahora está claro: la ley de Medios se hace porque su único fin es desintegrar a Clarín. No hay radios wichis ni canales de ONGS: eso era un cuento.
Por eso el 7 de diciembre y los sucesivos serán clave para Clarín pero también para la democracia de los argentinos: entonces sabremos a ciencia cierta hasta qué extremo está dispuesto a llegar el Gobierno en su objetivo de llevarse puesta a esa libertad de expresión que tanto lo ofende".

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