martes, 4 de septiembre de 2012

La Gran Comedia del Relato del relato

"Afuera se nos cagan de risa", decía en otro tiempo y lugar el Supervisor General de los Medios Opositores. Y tiene razón, si pensamos en encontrarnos con un extranjero (bah, ahora ya no podemos porque la Gestafip controla todo e intimida a la gente de bien, vigila a los viajantes y es un Control Total, como decía recién el regresado Marcelo Bonelli) y narrarle que en este país hay gente que ha salido a cacerolear en defensa de ... su novela y un reality. Al grito de "Quiero ver Graduados", se pegaron en esquinas paquetas de CABA y le dieron a la cacerola, para luego solidarizarse con el conductor que, enojado, anunció que no podía desplegar tan tarde todo su arsenal de imposturas y puestas en escena, en medio de insultos y degradaciones varias. Si quieren que el tipo se descotille, podemos agregarle que hay gente que se opone a una Cadena Nacional, pero vive mirando la misma noticia del accidente en una esquina lejana a su casa tantas veces por hora como su canal de noticias favorito se la pasa.
Pero dejemos esta parte humorística y vayamos a lo serio. Anoche, ni bien finalizada la infiltración kirchnerista en la cena de los argentinos, Joaco se preocupó por la Ley de Medios. Acusó a la Presidenta de violarla serialmente, sin sonrojarse el tipo. Lo hacía en TN, del Grupo Clarín. Uno piensa -ante la caradurez- que ya saldrá alguna nota asegurando que los psicólogos están observando un nuevo sindrome relacionado con el no poder escuchar a su Presidenta. El dr. Nelson nos podrá ayudar en este sentido, seguramente. Un síntoma podría ser espantarse por una sigla.
Minutitos después, Santi Kovadloff se quejaba por los desvaríos presidenciales y declaraba el lunes 3 de septiembre como el "Día de la Apología Presidencial", al haber desarrollado la primera mandataria, según él, un desmedido autoelogio de su gestión en el Día de la Industria en un horario donde la gente quiere estar tranquila y sentarse alrededor del aparato de tv, como había descripto cándidamente minutos antes Joaquín. Fidanza, al lado, sostenía que él ya había medido en su encuesta que le da un rechazo a la Presidenta del 875778%, que la gente quiere que le respeten sus horarios, como parte integrante de su diagnóstico, de esos que también abundaban antes del 14A y el 23O. Tan acertados. Anoche me preguntaba: como consultora, si le errás seguido, ¿le cobrás menos a tus clientes? Duda.
Lo que no sabía uno que Santi había sido condecorado como masón. ¡Sí! "Los varones que pertenecen a la Gran Logia de la Argentina De Libres y Aceptados Masones dirigen una liturgia a la que, en la brutalidad asociativa de este cronista, sólo le falta Harry Potter. Nada de eso. La ceremonia en la que el Supremo Consejo entregó su Medalla de Oro al Mérito al filósofo y escritor Santiago Kovadloff, en la tarde del viernes pasado, estuvo atravesada de pura emoción e historia", narra la crónica de hoy de Clarín, que tiene en su tapa los cacerolazos de anoche bien en rojo. Días antes, el mismo diario, había desistido de poner una foto de la marcha de los docentes en rechazo de la persecución ideológica por parte del macrismo.
La Nación también cerró el plano sobre los cada vez más escasos tefloneros y sigue con su relato autosatisfactorio de que vivimos en una Diktadura (convenientemente alimentado el domingo por el Supervisor General, desde Venezuela, que le contó a sus televidentes que en ese país hay un tirano muy malo y medios re buenos, ni qué hablar de la Oposición valiente a ese régimen, en el cual no debemos dejar que nos convirtamos. El sesgo fue tan pornográfico que incluyó referencias a RCTV y Globovisión sin decir ni una palabra sobre su rol en el golpe de Estado contra Chávez en 2002. Por supuesto que durante las dos horas de relato anti K no hubo una sola voz que hablara a favor del bolivariano y su gestión que le ha hecho ganar más de 10 elecciones. Ni una).
"Los años kirchneristas se han convertido en los años de la gran separación: ellos y nosotros", reproduce hoy Katz en La Nación esa idea de que el chavismo en Venezuela y el kirchnerismo en Argentina han creado una grieta social, han dividido a una sociedad que antes de ellos estaba unida, donde reinaba la concordancia y donde las diferencias sociales se aceptaban como naturales. "El kirchnerismo no es un movimiento político: es un movimiento radicalmente antipolítico, cuya principal fuerza es haber hecho renacer el sentimiento de una causa. Sus seguidores no están allí por la ideología, sino porque han vuelto a encontrar un motivo por el cual luchar. El tema es la causa, que muchos de los militantes de los setenta, viejos y derrotados, no se resignaron a enterrar, y que los jóvenes surgidos de la crisis de principios de siglo necesitaban para reconvertir tanta frustración en deseo de futuro", complementa para reinstalar por enésima vez que los seguidores K son fanáticos ciegos que no ven lo que el Relato del relato sí: que todo es una mentira y que la crisis mil veces anunciada por fin se avecina.
Por su parte, la editorial de la empresa paraperiodística de los Mitre y Saguier despotrica: "Cabe recordar que un reciente informe de la asociación civil venezolana Democracia y Desarrollo, que cuenta con la colaboración de la Fundación Konrad Adenauer, comienza así: "El régimen que se mantiene en el poder desde hace 14 años se ha caracterizado lamentablemente por la incapacidad, la siembra del odio, la destrucción sistemática de las instituciones, la corrupción y, por si fuera poco, el engaño permanente".
Esas palabras, leídas desde Buenos Aires, sugieren ciertamente que los paralelismos entre lo que sucede en Venezuela y la realidad cotidiana en nuestro medio comienzan a ser más que inquietantes, porque esas palabras, en rigor, pueden aplicarse por igual a ambos escenarios o, alternativamente, dedicarse sin modificaciones de ninguna naturaleza a cualquiera de ellos".
Claro que a todo esto lo complementamos con el accionar impúdico de ese grupejo de bandidos de La Cámpora, que quiere lavar el cerebro de nuestros infantes y que además quiere hacerlos votar desde los 16 años. El kirchnerismo es un monstruo que pisa fuerte y quiere invadir toda la vida social de los argentinos, que sólo quieren que los dejen en paz mirar en Graduados cómo Augusto le hace los rulos a su hermano Pablo y desarmarse de risa con esa neo genia del humor que es Paola Barrientos.
A todo este reparto sólo le falta un Chantonosky quejarse porque a Fito, cuando espetó que le daban asco los porteños que votaron por Macri (¿son los mismos que anoche salieron a darle a la cacerola porque no podían disfrutar de Dulce Amor o...?), no le dieron amonestaciones como sí al chico de General Belgrano por utilizar el mismo término para calificar una muestra sobre Evita. Al obvio rechazo a esta medida que seguramente las autoridades de la escuela del alumno darán marcha atrás lo retransforma en la banalización propia del núcleo central del Relato del relato: desacreditar y estigmatizar todo aquello que no cierre con su narración de una Argentina que antes era mejor, no como ésta a la que nos lleva este gobierno desde hace años y nunca llega. La que llaman, entre ruidos de cacerolas desde los balcones de Palermo, Argenzuela (con voto trucho de extranjeros indocumentados incluido y discursos bolivarianos hirientes de la Moral Nacional), ante la cual sólo queda protegerse en el cable y asimilar el miedo inoculado.

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