miércoles, 5 de septiembre de 2012

El odio de Caparrós al peronismo y la respuesta de un usuario

El ladero de La Nata en la estafa de Crítica escribió hoy en su blog del diario español El País sobre lo envenenado que se siente por el kirchnerismo (algo parecido observé en los comentarios de la nota sobre una  nueva denuncia de Carrió, ahora contra la Gestafip del dr. Nelson -ella es más jugada y la llama Triple A-).
"El momento de mayor optimismo, el único en que esperé un poquito, me entusiasmé un poquito, fue 1983. Por las malas razones: nunca fui alfonsinista –no lo voté, no lo apoyé– y la retórica de comité de don Raúl no me tocaba ni de lejos. Pero es cierto que en esos días pareció, brevemente, que las dos lacras mayores de la política argentina de los cuarenta años anteriores se acababan, y que empezaba algo distinto. Por un lado, el peor gobierno militar de la larga serie de gobiernos militares había huido, derrotado por su propia inepsia. Y por primera vez en su historia el peronismo perdía unas elecciones libres. La Argentina, sin los dos grandes cuerpos que la habían dominado esos cuarenta años, podría intentar algo distinto, imaginé, y me ilusionaba.
Como era lógico, la ilusión duró –y me duró– poco: no sirve basar expectativas en los errores de los malos; es necesario que haya buenos, propuestas, proyectos, y el radicalismo alfonsinista no tenía o, si tuvo alguno, era tímido y lo olvidó enseguida. Y desde entonces, sin cesar, sin pausa, la desazón y los desastres: salvo el breve paréntesis de aquel verano 2002, cuando, otra vez, las fallas de los otros parecían abrir un camino que nadie quiso recorrer con consistencia, no recuerdo ni un día de los últimos 25 años en que la situación política argentina me haya producido algún tipo de esperanza. Fue, más bien, malestar sostenido, insistente: la decadencia alfonsinista, el desguace menemista, la impotencia radical-chachista, la usurpación duhaldera, la sanata inverosímil pero altisonante de estos días. Ni un momento en que recuerde haber pensado que esos procesos tenían potencias que me interesaban, que quería acompañarlos. Ni un momento en que me haya sentido a gusto con la patria. Envenenado", reza la queja recoletiana de Caparrós.
Ahí nomás, uno de los usuarios lectores del blog le contestó.
*AldoV: "Hay mucho odio y mucho veneno. No soy tan viejo ni tan joven pero, al parecer, es lo que provoca el peronismo: toca algo profundo de la clase media con tanto tino que le hace supurar las peores puses de un modo que no pueden controlar. Y se quejan como señoras a partir de cualquier cosa que se mueva o se quede quieta. Motivos nunca le faltan: el color de un billete, la largura de la cadena nacional, el tamaño de una pared, lo que cobra un funcionario, miles y miles de motivos igualmente intrascendentes conmueven diariamente a las señoras y los taxistas.
No hay paz ni manera de razonar: hay odio, un odio inmanejable de clase, un incontrolable fervor por la negrura y el descontento les despierta el peor conservadurismo a los insatisfechos, mediáticos o no, mantenidos por alguna empresa o no. Se les va de las manos el odio.
Yo creo que necesitan sexo. O/y ser sinceros de una vez, jugarse y asesinar de una vez a un negro planero: eso les dará paz.
Y cárcel, bueno, que querés, todo junto no se puede".

2 comentarios:

José Pepe Parrot dijo...

Lo ha señalado con toda claridad el comentario a lo dicho por Caparros. Es odio de clase.
Y después dicen que la lucha de idem no existe más...

AntiKK(Antikingkong) dijo...

Que altura de AldoV...quieren verlo a caparros patinando con su "intelectualidad"...

http://www.youtube.com/watch?v=9f-sfIKido4

pregunta boluda de caparros, tratando de meter con una palabra difícil, la pregunta más pelotuda que escuche en mi vida...

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