lunes, 16 de abril de 2012

La "ladrona detrás del botox" se la está jugando

Y nosotros veíamos a La Nata en pijamas (él en pijamas, eh... Sí, en tv, para excitarse con acostarse en la cama de CFK), anoche. O a la Naranja, invitarnos a creer que son todos chorros, todos, así que para qué queremos la democracia (sistema en el cual a ella no le va bien). Mientras, la mina vio que la quisieron apretar y que apostaron por que no fuera reelecta como Presidenta de los argentinos y le escondieron la nafta el año pasado. No se los perdona, "aunque esté equivocada". Produce hechos históricos en medio del socavamiento que intentan los caranchos de siempre, expertos en ser voceros de los intereses antepuestos a los nacionales y degustadores de desgastantes campañas sobre el humor social. Enrarece, enrarece que siempre hay uno que te hace caso, o varios, si es que no les basta con decir que (todavía) somos el único país de Latinoamérica que no puede manejar su propio abastecimiento de energía y combustible, que depende de decisiones de particulares y con lógicas empresariales, antes que sociales. Se conforman con recordarle el archivo de cuando los Kirchner apoyaron la privatización de YPF en los 90's menemistas. Como si ese registro político y personal (mecanismo que aborrecen y lo trastocan en extorsionador, atacante de la libertad de expresión y derrochador de los fondos públicos cuando lo usan en su contra) pudiera invalidar las necesidades actuales del país en términos de crecimiento, pudiera habilitar una respetuosa genuflexión por no tocar al Capital Internacional, pudiera gozar de una normatividad de los que se excitan con ser sumisos y creer en las clásicas amenazas de juicios que nunca llegarán en vez de animarse a romper cadenas y ubicarse en una dinámica estratégico-situacional, pero que exige la valentía histórica para quebrar las ataduras fortalecidas por los que desde acá conspiran contra el bien común argentino. Son palabras y conceptos tan erosionados por la traición y la mentira que uno duda de utilizar, pero pienso y pienso y no encuentro otros para caracterizar aquello que se relaciona con el corazón mismo de la Nación: el bienestar de todos, cueste lo que cueste.
Es revelador quizás para muchos este accionar guerrerista en el lenguaje y de alineación con los intereses empresariales, por no decir, la defensa irrestricta del accionar del Capital, por parte de un gobierno. No porque la ausencia de sorpresa al tratarse del PP español venga a satisfacernos intelectualmente, sino por ese hombro derecho movido incómodamente por ese Soria que sólo puede hablar desde una visión no sólo colonialista sino principalmente explotadora (ellos le llaman "amistad"): desea que los argentinos paguemos con nuestro desabastecimiento energético la caja que venga a darle aire a su país antes de que caiga en su inevitable default. Ganaban con los productos premium de YPF y querían que sigamos importando gasoil y fuel oil, como explicó CFK. ¿Es tan difícil atender estos argumentos? Y no es solicitárselo a esos aznarcitos. No. A los argentinos, como el agente de seguridad que me miraba que escuchaba la radio dentro mi auto en la playa de estacionamiento del supermercado y se vio obligado a acercarse para preguntarme qué hacía. "Expropiaron YPF a Repsol", le dije. El gesto del hombre -gringo, grandote, fortachón- fue una mueca mostrando dientes, como aquel que se asusta ante el error del otro. "¿Sabés lo que nos va a costar esto?", se alarmó, mirando para otro lado, a un horizonte que sintió depositario de su temor. "¿Te acordás de cuando nos amenazaban con juicios por lo de las AFJPs, el fútbol, las reservas del Banco Central?", le fanfarroneé, para luego asegurarle: "Esto nos va a beneficiar". "¿Sí?", me respondió incrédulo. Para este entonces, CFK reía con la anécdota con Obama en la Cumbre de las Américas y también hablaba del precio ridículo de la yerba. La "pirata" se encarga de todo, hasta de lo que Mauricio no tiene tiempo entre tanto viaje que le demanda Juliana. En eso, vuelve el agente, del otro lado del auto, todavía estacionado. Me mira y me sonríe, como habiéndolo pensado mejor. Interpreté alivio. Pero quizás sea mi bohemio optimismo. Algún amigo más cabal por ahí me alertaba de que en verdad era un desmoralizador "Éste en un bolud*"...
Minutos después, el asustado sería yo, al rechazárseme un préstamo porque la empresa prestadora no había podido comunicarse con mi trabajo por teléfono desde Buenos Aires durante dos semanas.

2 comentarios:

grace berti dijo...

Muy bueno, Sergio Villone!!!!

HORACIO FONTOVA dijo...

Flor de ovarios tiene LA YEGUA!!!
Abrazo!

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