domingo, 27 de noviembre de 2011

Continúa el final de fiesta. Y se viene el estallido total, onda 2001, ¿viste?

Neilson: "Para Cristina, las semanas que siguieron a su consagración electoral han sido aleccionadoras. Le enseñaron que, si bien “el modelo” que está piloteando acababa de ser avalado por más de la mitad de los votantes, tendría que mandarlo al taller por un rato porque perdía a un ritmo alarmante los dólares que lo lubricaban y crujía bajo el peso de los subsidios ruinosos que llevaba. Pero, para su frustración evidente, los mecánicos elegidos para repararlo han resultado ser incompetentes. Para taponar los agujeros por los que se escapaban los dólares, los funcionarios del Ministerio de Economía y sus anexos se sintieron constreñidos a recurrir a policías, gendarmes e inspectores impositivos, además, desde luego, de los servicios del matón gubernamental Guillermo Moreno, todo lo cual hizo recordar la gestión malhadada, pero innegablemente setentista, de Isabelita Perón. Asimismo, para descargar los subsidios sobre las espaldas de los porteños presuntamente acomodados sin perjudicar a quienes ya apenas llegan a fin de mes, se ha propuesto exceptuar a los pobres genuinos que, en muchos casos, tendrán que probar que lo son realizando trámites burocráticos que muchos encontrarán humillantes y que, de todos modos, desbordarán a la administración pública. Tal y como están las cosas, el Gobierno parece decidido a provocar un estallido social".

Roa: "Aerolíneas es una aspiradora de plata y el Gobierno necesita recortar gastos porque las cuentas fiscales hacen agua. Ajuste liso y llano se llama el cierre de rutas y todo lo que vendrá. Si el argumento para eliminar esos vuelos es que dan pérdidas, la pregunta es obvia: ¿por qué no lo hicieron antes? En la misma línea está la quita de subsidios, aunque este ajuste también quiera ser disfrazado con y palabras progres . Es otra cuenta insostenible que sufrirán sobre todo los sectores medio-bajos y medios. Muchos que votaron a Cristina para que todo siga igual recibirán una avalancha de aumentos.
Cristina ha resuelto gastar capital político para enfrentar ya problemas que ella misma creó o dejó crecer . Aerolíneas y los subsidios son los primeros ejemplos".

Bonelli: "Los movimientos se producen porque la crisis internacional es muy profunda y su impacto ya se siente en la Argentina, con síntomas concretos: Hay un freno económico en Brasil y la devaluación del real enciende alarmas a la industria argentina.
Las terminales automotrices tienen fuertes stocks y adelantarán vacaciones en diciembre.
Hay una fuerte caída en el precio de la soja, que afecta a los ingresos fiscales y de divisas.
Las tasas de interés locales superan el 20% y afectan a la actividad local Existen señales de desaceleración del consumo doméstico en octubre y noviembre.
El pésimo manejo oficial de la minicrisis cambiaria afectó también al consumo.
En octubre se fugaron US$ 900 millones y 2.000 millones salieron del sistema.
Argentina atrasa el dólar, cuando América latina devalúa sus monedas.
Esto afecta la competitividad.
Las filiales de las “multi” están obligadas a enviar dólares a sus casas matrices, para fortalecer las finanzas de las compañías".

Oña: "Cuando aludió a la sintonía fina, Cristina Kirchner citó a la inflación, los salarios, a la inversión y las ganancias empresarias. Se sobreentiende que en la nómina también entra su propia gestión, involucrada en ese rosario y en uno mayor.
Tal vez se ha reparado en que era alto el riesgo de chocar y necesario enderezar el rumbo del barco.
El Gobierno puede llamarlo como quiera e intentar encubrirlo, pero la eliminación de subsidios es un ajuste fiscal hecho y derecho que se manifestará en aumentos al gas, la luz, el agua y probablemente al transporte de pasajeros. Y así como durante años hubo una transferencia de ingresos hacia los usuarios, en adelante éstos se los transferirán al Estado".

Scibona: "La ausencia de un nuevo relato tal vez podría cubrirse con la opción de reivindicar a Néstor Kirchner y apuntar gradualmente, aunque no sin costos, a la política de superávits gemelos de su mandato (heredada, en realidad, del tándem Remes-Lavagna) para recuperar equilibrios perdidos. Quizás sea una opción más creíble que condenar al "anarco-capitalismo", para justificar un "anarco-intervencionismo" sin reglas escritas".

García: "¿Quién habrá sido el consejero económico, elemental y demodé que puso en la boca de Cristina de Kirchner la composición “sintonía fina”? Esa misma que otro disparatado experto, esta vez en comunicaciones, la hizo repartir a voceros de todo tipo por radio, tele y diarios, para que la repitieran como si fuera un distintivo de la nueva etapa del Gobierno, casi una clave publicitaria. Sorprende apelar y servirse de ese recurso, la “sintonía fina”, con funcionarios como Guillermo Moreno, más gustoso de los guantes de boxeo que del uso de los dedos. Suena a dislate: como se sabe, él no ecualiza, sólo prende y apaga. Y no es el único en la Administración. Además, también se sabe, la traducción castellana de fine tuning reconoce, entre otras pocas acepciones, el significado de “ajuste” (Diccionario Collins). Palabra que, como es público, está prohibida en el Index oficialista, sólo la utiliza la Presidenta cuando se muere un obispo".

Castro: " De una manera brusca la Presidenta se ha anoticiado de que a las fuerzas de los hechos no se las puede frenar con ningún decreto. El déficit fiscal existe y es la madre de todos estos problemas. Superávit fiscal, desendeudamiento y dólar calmo fueron los pilares esenciales de gobernabilidad sobre los que pivoteó el gobierno de Kirchner. Hoy hay déficit fiscal, endeudamiento y fuga de dólares. Es decir, las bases del kirchnerismo están idas. Por eso la urgencia con la que se ha debido tomar la decisión de quitar los subsidios de gas, agua y electricidad a vastos sectores de las clases media, media alta y alta, medida de incuestionable sensatez. Lo que nadie quiere explicar es por qué se demoró tanto en adoptar esta resolución. La causa fue una sola: las elecciones.
Para esta situación el diccionario de la real academia kirchnerista de la lengua utiliza la palabra “reacomodamiento”. En verdad, de lo que se trata es de un severo ajuste que golpeará el bolsillo de muchos ciudadanos. Esta es la postal de la Argentina que viene".

Broda: "En la Argentina, el "milagro económico" de los últimos nueve años (crecimiento récord del 82%) parecería concluir. Se esfumaron los superávits gemelos y surgieron problemas macro, que no son tan graves como los del pasado (la economía tiene un resfrío; no está para terapia intensiva). Se necesita un manejo más "técnico". Entramos en una nueva etapa que requiere "sintonía fina", o sea, coordinación entre las políticas cambiaria, monetaria, fiscal y de ingresos. La Argentina tiene cuatro problemas: 1) exceso de demanda de dólares (sin swaps , el BCRA perdería unos US$ 11.000 millones en 2011); 2) alta inflación, 22%; 3) financiamiento del Gobierno (70% del financiamiento se cubre con emisión y reservas del BCRA); 4) el tamaño y la eficiencia del Estado (gasto público del 45% del PBI contra un promedio histórico de 30%, y se gasta mal: energía, Aerolíneas, AySA y Fútbol para Todos son sólo algunos ejemplos de malas decisiones).
El problema son las premisas básicas del Modelo Nacional y Popular K: 1) impulsar políticas expansivas en todo momento; 2) redistribuir el ingreso ineficientemente; 3) intervención del Estado cuando los resultados económicos no son los deseados; 4) gasto público que crece siempre más que el PBI, y 5) priorizar el corto plazo por sobre los efectos nocivos de mediano plazo. Esas premisas entorpecen la respuesta adecuada para resolver los problemas actuales. Con la agravante de suponer que la "política" predomina por sobre lo técnico para resolver los problemas económicos".

Kirschbaum: "La guerra fría entre Cristina y Moyano puede pasar a otra fase más peligrosa. El sindicalista ha dicho que no habrá piso ni techo para las paritarias, mientras que el Gobierno intenta acotarlas para controlar la inflación . Y no se quedará con los brazos cruzados en la ofensiva desatada contra los sindicatos aeronáuticos, antes arropados por el kirchnerismo para forzar la nacionalización de la compañía y ahora convertidos en oscuros conspiradores . Frente a la presión de Moyano, el Gobierno puede sacar del cajón el exhorto de la Justicia suiza en el que se lo investiga por presunto lavado. Antes que eso, seguramente, se recurrirá a la política, y el ministro de Planificación puede jugar un papel en esa empresa".

Van der Kooy: "Como Moyano, también De Vido pareciera tener más confianza en los viejos capitostes sindicales que en la camada de La Cámpora que avanza en la esfera estatal.
El líder camionero cree que en esa organización se esconden sus peores enemigos.
“Es ese pibe, Mínimo, el que orquesta todo” , le confesó a un diputado kirchnerista. El legislador no entendió de qué hablaba hasta que Moyano develó su clave. Suele llamar Mínimo a Máximo Kirchner, el hijo de la Presidenta y confidente principal. Moyano no le teme tanto a las pulseadas de la política como a las maniobras que podrían tejerse en la Justicia en contra suyo. La causa de la mafia de los remedios la sustancia Norberto Oyarbide, un juez funcional a las necesidades del poder.
Tanto que ha convertido el caso Schoklender –lo advirtió la Cámara Federal– en un embrollo . El secretario de Justicia es Julián Alvarez, joven de La Cámpora, que responde a otro camporista, Eduardo De Pedro. Todos están bajo la órbita política de Máximo.
Para Moyano, entonces, no sería indiferente la presencia de De Vido o de Zannini en la Jefatura de Gabinete. El secretario Legal es mucho más compinche de La Cámpora que el ministro de Planificación. Y siempre el sindicalismo peronista resultó agrio a su paladar. Deberá acostumbrarse aunque el camionero deje al final la CGT: el sucesor será también irremediablemente peronista".

Morales Solá: "Moyano está asustado. Teme que la disputa con Cristina termine con él en la cárcel. El nivel del aumento salarial está en el discurso subyacente de su disputa con la Presidenta. Un grupo de empresarios le propuso establecer un primer aumento a la baja (18 por ciento), pero sujeto a una revisión en seis meses si la inflación se desmadrara. Moyano balbuceó un tal vez. Su estilo no es abandonar la pelea cuando se siente acorralado, sino doblar la apuesta. Es lo que está haciendo.
De Moyano se encarga personalmente Cristina. Moreno y su alumna Marcó del Pont disparan contra algunos bancos y banqueros. Marcó del Pont llegó a reclamarle a un banco por haber permitido a una empresa la compra de dos millones de dólares autorizada por la AFIP. También ordenó deshacer una operación inmobiliaria de 450.000 dólares porque no le gustó el nombre del comprador.
Demasiadas conspiraciones. Muchas internas sin saldar. En el otro lado, ni Daniel Scioli ni Mauricio Macri están haciendo nada para calmar los reclamos sociales ante aumentos generalizados de tarifas. Ellos aplicarán enormes subas de impuestos. Una sociedad que está endeudada por la seducción del consumo se asoma ahora a un horizonte de penurias, presionada por más impuestos, por mayores tarifas y por la pertinaz inflación. La política va hacia ahí, con sus amigos y sus enemigos".

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