domingo, 4 de septiembre de 2011

Fonte y Pepito, enojados con el país

Mientras Leuco Metralleta habla de orgasmo y El Censurado Exportador de Dólares jura y perjura que él (y sus colegas) nunca habló de fraude, Fonte y Pepito están muy enojados con todos aquellos que creen que a la Argentina no le va a pasar nada malo en el corto plazo por la crisis global. Abandonando por completo ya la tesis que tanto defendieron de que el país estaba aislado del mundo, ahora sí estamos bien metidos en él, hiperreconectados y nada nos puede salvar. Sólo los afectos a un nuevo pensamiento único (prokeynesiano aunque mentiroso, según el ex escriba en contra de que los que pensaban que en Argentina había una dictadura, entre, más o menos, 1976 y 1983) y los ilusos que se tragan que este gobierno va a terminar con la pobreza en 4 años pueden sostener la idea de que el país es una isla en el medio de un planeta económico y financiero que se cae a pedazos. Nada de hablar de POR QUÉ se cae a pedazos y si lo que se ha hecho en Argentina en los últimos años coincide con esas causas o NO. No. Mejor seguir dibujándola, total, CFK ya ganó. Para qué vamos a corregirnos, ¿eh?
Y ahí va Fonte entonces: "A los economistas les sucede algo parecido que a algunos periodistas. Tantas veces últimamente han advertido sobre posibles problemas que finalmente terminaron desvaneciéndose, que ya pocos los quieren escuchar. Por el contrario, pareciera haber un consenso generalizado de que nada malo puede suceder con la economía argentina, que nuestro crecimiento es irrefrenable y el modelo K, indestructible. Estamos condenados al éxito, como decía Duhalde, y vamos a alcanzar el nivel de vida del primer mundo, como decía Menem. Las dos citas pretenden llamar la atención al lector sobre nuestro exitismo, fuente posterior de nuestro también exagerado pesimismo".
Y Pepito no aguanta y refunfuña: "De modo que ahora todo lo que sobrevendrá será de mil maravillas. Los sindicatos y la burguesía están de acuerdo, las organizaciones sociales y las universidades también. El mundo se cae a pedazos, pero todos envidian a la Argentina por lo bien que le va. Las cifras electorales parecen disolver las reticencias: tanta gente no puede estar equivocada. Están dadas las famosas condiciones para consumar lo que nunca terminó de ser una entelequia. Tiene tanto poder el Gobierno y su representatividad luce ahora mismo tan fornida, que no existen obstáculos que parezcan insuperables".
Shhhhh, todavía no se dan cuenta.

1 comentarios:

grace berti dijo...

Pobres! Solo dan pena, ya ni siquiera risa...

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