miércoles, 10 de agosto de 2011

¿No estábamos aislados del mundo?

Los mismos que se excitan cuando verbalizan dicha afirmación que saben es falsa, ahora no tienen problemas en acongojarse por la crisis mundial y cómo ésta recpercutirá en nuestro país.
El enceguimiento que provoca una baja performance electoral y la búsqueda frenética de pegar cualquier fenómeno social (local, nacional y/o internacional) a la mala gestión del gobierno K los lleva a contradecirse sin culpa.
Así, Ámbito reproduce sus declaraciones alarmadas, como si fueran propias de los 90's, cuando cualquier desajuste bursátil descarriaba la economía argentina. Eran épocas que estábamos integrados al mundo, re integrados, a tal punto de hincarnos con Guido.
"González Fraga pronosticó "un escenario de mucho menor crecimiento para los próximos años". "Esto se irá disolviendo en las próximas jornadas, pero quedará un precio un poco más bajo de algunos productos. No es para alarmarse, pero sí es necesario tener una economía con menos inflación, con mayor estabilidad", señaló en declaraciones a Radio 10.
Al respecto de la Argentina, Alfonso Prat Gay dijo que "no hay tanto más para hacer; la defensa es la que no hizo en el momento. Los problemas que tenemos hoy son muchos más auto infligidos que producto de la crisis internacional". "Yo ahora va a quedar mucho más en evidencia los errores que se cometieron antes. La Argentina estaría mucho mejor preparada para enfrentar la crisis si hoy pudiera exportar lo que produce, y estaría produciendo mucho más de lo que produce, entonces la baja de precio afectaría pero el aumento del volumen lo compensaría. Lo mismo se podría decir de la política cambiaria, yo no descarto que en este contexto pase lo mismo que paso en el 2008, que la gente se asusta, hay salida de capitales, y frente a la salida de capitales el gobierno compra menos dólares, y el propio gobierno provoca una situación tanto cambiara como monetaria innecesaria, porque es pro cíclica no anticíclica", remató.
Por su parte, el expresidente del Banco Central de la República Argentina, Martín Redrado, descartó que se esté viviendo un "crack mundial", aunque advirtió que generará una disminución del precio de las materias primar que tendrá impacto en la Argentina".
Joaquín se olvida de cuántas veces repitió la falacia del aislamiento argentino sólo para reforzar la idea de un gobierno populista chavista del sur del planeta y ahora se entusiasma con que la crisis le pegue tan fuerte que lo derribe antes de octubre: "La perspectiva de la crisis podría crear una sociedad conservadora, decidida más a mantener el Gobierno que tiene que a cambiarlo. Otra cosa sucedería si la crisis llegara antes de octubre. La experiencia del mundo indica que el actual conflicto barrió con los gobiernos, hayan sido de izquierda o de derecha. Sólo la conciencia de ese desafío, si es que existiera, explicaría la fotografía con rezos paganos de los Scioli".
Moreno, siempre rabioso, no desaprovecha la oportunidad para ridiculizar a CFK, presentándola como una dirigente con un pensamiento tan local que puede reírse de la desgracia de los países del Primer Mundo (¿se acuerdan de esa calificación tan noventosa?): "Por estos barrios, la doctora de Kirchner nos viene machacando respecto de la espectacular insularidad argentina, que nos colocaría en un inmune arrabal del mundo.
Lástima que el pasado lunes negro la bolsa porteña se fue a pique y resultó la que más cayó en la región, como recordatorio agrio de que, nos guste o no, habitamos un mundo global.
Ese mismo día la Presidenta se condolía por Londres y celebraba: “Qué maravilla tener jóvenes que no tiren piedras sino que agiten banderas”. Se ve que las noticias sobre Jujuy y Tucumán, r epletas de piedras y sin banderas , le llegan con algún tipo de delay".
En La Nación llaman a recuperar el espíritu de Roca y no tienen problemas en afirmar (la editorial quizás que más ha machacado todo estos años acerca del aislamiento argentino para justificar la no llegada de inversiones extranjeras, como en los 90's, cuando esas inversiones iban a derramar todas sus ganancias sobre el cuerpo social): "La tensión en los mercados desarrollados de Estados Unidos, Europa y Japón tendrá sin duda efectos negativos sobre el mundo en desarrollo. Esta es una realidad y de ella habrá que ocuparse. El peligro mayor no radica en este hecho, sino en que los gobiernos -y pienso particularmente en el de nuestro país- usen esa realidad para ocultar sus propias debilidades que demandaban correcciones aun antes de este nuevo y menos benigno marco internacional".
Y finalmente, en el suplemento ecónomico de Clarín hablan de blindaje y devaluación (sin tapujos): "Blindarse en la globalización es una intención política que peca de ingenuidad, claro. Porque la caída en la demanda interna de los países centrales afectará las cantidades y los precios de las exportaciones. Porque China –un jugador clave en los mercados de commodities- les venderá menos y como sus exportaciones equivalen a 35 puntos de su producto, también desacelerará su formidable tasa de crecimiento. Porque Brasil, cuyo gobierno había reducido su meta de crecimiento a 4% antes de la tormenta financiera (casi la mitad que en 2010), sufrirá con un menor ingreso de capitales, depreciando su moneda y velando armas para defenderse ante posibles episodios de guerras comerciales. Y la Argentina es un socio comercial relevante para la octava economía del mundo… Pero aun así, la Argentina cuenta, a diferencia de otros tiempos, con más herramientas para enfrentar el complejo escenario global que se acerca. Por necesidad más que por virtud, está aislada de los mercados financieros globales: una ventaja inicial. No tiene vencimientos de deuda inmanejables este año ni el que viene. La situación fiscal, considerando el uso heterodoxo de algunos stocks (como el de la ANSES), tampoco luce demasiado incómoda.
Se podrá – se deberá- expandir el gasto público para equilibrar cualquier eventual desaceleración en el consumo privado. Las reservas del Central, castigadas estos días más de la cuenta, representan unos 15 puntos del PIB; no es poco. Y hay instrumentos flexibles para hacer política económica.
Es posible devaluar (como se hizo en 2008 y 2009) para moderar los impactos recesivos sobre la actividad y el empleo, a diferencia de los tiempos de la convertibilidad. Los instrumentos de defensa comercial (aranceles, cupos, etc) están disponibles".

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