lunes, 29 de agosto de 2011

La Prensa Hegemónica no se repone

A dos semanas de que el voto popular contradijera la mayoría de los análisis y previsiones de los medios hegemónicos, sus plumas representantes se esmeran por distanciarse de la vergüenza profesional que seguramente sentirán al quedar tan expuestos sus mecanismos de manipulación y tergiversación de la información y las técnicas cada vez más refinadas de ofrenda de la opinión a los intereses de sus patrones.
Así, se busca torcer la evidencia de que miles de tapas y titulares modificados según los deseos inconfesables de editores, directores y prodcutores no pudieron con la sabiduría de cada vez más personas que ahora sí saben identificar esos procesos de visibilidad e invisibilidad con los cuales los medios van construyendo una agenda que cada día se alejaba más de las cosas prioritarias de una sociedad en desarrollo.
Por esto, Clarín se apoya en la prensa internacional, que, según él, ya ve que los próximos años del kirchnerismo van a ser peor de lo que fueron, caracterizando estos 8 años como de persecución y cercenamiento de las voces "independientes". Sin embargo, nada de eso se puede comprobar con datos fehacientes. Al contrario, se han multiplicado nuevas voces, que vienen a desafiar el rol exclusivo que poseía el Grupo hasta hace años atrás en la construcción y el manejo a su gusto de la agenda nacional.
Majul ya vio el nuevo panorama y hace esfuerzos denodados para no quedar tan pegado con esos integrantes ahora con lepra que son los caidos en desgracia del Grupo A(hhh): "Muchos dueños de medios y periodistas suponen que lo peor está por venir. Que durante los próximos cuatro años la propia existencia de muchos medios no dependientes del Estado y la libertad de trabajo de decenas de profesionales serán puestas en cuestión.
Comprendo el miedo que los embarga, pero no comparto para nada esa idea tan pesimista. Creo, al contrario, que la presión oficial, la nueva hegemonía política y mediática, constituyen una inmemorable oportunidad para empezar a hacer un mejor periodismo. Quizá menos urgente y menos impreciso. Con tiempo suficiente como para consultar a la mayor cantidad de fuentes. Más enamorado del dato y siempre atento a la manera de presentar los temas, para que la información no solo sea rigurosa, sino también atractiva para el lector, el oyente o el televidente".
En cambio, Moreno no se da por vencido y quiere hacer un aporte desde la retórica tonta. "Si el gobierno ganó, quiere decir que los medios no mienten", quiere imponer, cuando en verdad es al revés. El gobierno ganó a pesar de las miles de falacias y mentiras propagadas por él y sus colegas de ruta, ahora temerosos de que una sana ola de viento nuevo pueda hacerle perder su lugar de enunciación. Como plus agravante, esas falacias y mentiras han sido explicitadas, y no desaparecerán hasta el día que su medio y él personalmente no aclaren sus intereses a sus audiencias, que luego decidirán si lo consumen o no.
Fontevecchia prefiere autoengañarse con que este período es igual al menemato medio, cuando a la sociedad argentina no le interesaban las denuncias de corrupción por un supuesto devenir cómodo en lo económico. Ese juego argumentativo del dueño de Perfil (y de un acongojado Nelson Castro) no alcanza para tapar el verdadero razonamiento de cada vez más gente: las denuncias de corrupción, con las cuales él y La Nata cimentaron sus carreras, ya no son creíbles porque no lo son ellos como lo que se presentaban en los 90's: seres asociales que sojuzgaban a la sociedad desde una posición de independencia y objetividad cuasidivinas. Todo ese armado cayó en estos años cuando se descubrió su esencia de agentes acomodados a la línea editorial de empresas periodísticas con intereses no sólo en el campo del periodismo (y si se quiere, sumado a la decena de contradicciones en las cuales incurre mensualmente La Nata).
Sobre esta base de eminencia periodístico-empresarial, esas denuncias de corrupción (siempre estatal) han sido relativizadas en función de otros emprendimientos sociales ya tomados que tienen más que ver con cambios estructurales reclamados por amplios sectores sociales desde hace décadas y aprendizajes históricos, especialmente luego de la crisis capitalista neoliberal del 2001.
Ante la imponencia de semejante comportamiento político de cada vez más ciudadanos que además se animan a realizar cruces de medios y buscar otra información en otros lugares, vienen los arrepentimientos bajo la forma de claridades simples, desprovistas de la ideología del medio para el cual se escribe placenteramente. Pepe, editor de Clarín, se defiende: "Todos los medios tienen una línea editorial, eso hace al pluralismo informativo. Algunos son críticos del gobierno y otros lo defiendan a capa y espada. Pero la información es la información. Se la puede dar como título principal o en un simple recuadro, porque eso hace a la ponderación propia de cada medio. Nunca negarla".
Él, como disñeador de títulos y tapas de Clarín, ha ocultado información, ha presentado como tal lo que en verdad era opinión, ha tenido comportamientos de doble estandard casi a diario, ha armado día a día climas ficticios y ha sabido llevar a cabo esos juego de invisibilidad y desligitimación (hasta llegar a querer manchar a instituciones y organizaciones pilares de estos tiempos sólo por el hecho de "ser K") de los sucesos que eran incómodos a la luz de los objetivos del grupo de poder económico para el cual él presta sus servicios.
Y periodistas como Morales Solá, que trabaja tanto en Clarín como en La Nación (acostumbrados a funcionar en tándem para detener inicitativas de democratización de medios que trastoquen sus metas económicas y financieras defendiéndose con una cada vez más desnaturalizada -por ellos- libertad de expresión), sigue siendo ese escriba del Poder que no tiene dramas en redactar sobre cada una de esas unidades de negocios de sus patrones, a los cuales se brinda desde los años duros de la Dictadura, justo cuando ellos afianzaron su posición dominante con la ayuda del Poder Militar.

2 comentarios:

Ester Lina dijo...

Einstein decía que no se puede esperar un resultado diferente si uno hace siempre lo mismo... Bueno. Los opositores sin partido político, o sea los medios hegemónicos de comunicación, siguen haciendo lo mismo, a pesar de los magros resultados obtenidos en sus campañas, signadas por descalificaciones al Gobierno, y por ausencia de ningún ideal para sostener. Y a la par que caen ellos derrotados, caen los otros candidatos, los que se han aliado a los medios para obtener unos minutitos de escenario. Que no les ha servido de nada.
Esta confrontación que realizan al Gobierno nacional, los ubica en contra de lo que ellos llaman "LAGENTE" pero son los ciudadanos. A la luz de los resultados de las PASO se puede conjeturar que los medios, y todos esos personajes que has fotografiado, han perdido el poder que los nucleaba en torno a los verdaderamente poderosos... Lo mismo pasó hace 130 años en EEUU. El VERDADERO PODER giraba alrededor del multimillonario Thomas Alva Edison. Ésa fue la motivación para que dicho país sancionara una LEY antimonopolio para frenar el avance descontrolado de dicho magnate. Y además, fue copiada por numerosos países.

Sergio Villone dijo...

Muy interesante tu comentario, Ester. Agregaría que lo único que se les pide a los medios es que le aclaren a sus audiencias el lugar desde donde hablan. Por ejemplo: que cuando Clarín habla de Techint, aclare que él tiene acciones ahí. Luego el lector decidirá si le cree o qué toma de esa nota, pero teniendo aclarado ese vínculo societario, comercial y financiero.

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