martes, 16 de agosto de 2011

Ahora el peligro es el del Partido Único

 
Retrocediendo en chancletas, los sectores de Poder Real que se expresan a través de sus medios de comunicación ahora son los que se apoderaron, cual cofre, de lo que hasta antes del domingo presentaban como una falacia oficial: el "CFK ya ganó", y apuestan por que el kirchnerismo no logre mayorías propias en el Congreso.
El filósofo de derechas, Santiago Kovadloff, es el que más miedo tiene de que el partido de gobirno logre una fortaleza legislativa que le permita promulgar leyes del mismo calibre que la Ley de Medios, la reestatización de los fondos jubilatorios, el Fútbol para Todos, la Ley de Movilidad Jubilatoria, la ley de Matrimonio Igualitario, la Asignación Universal y otras que, en su mayoría, han significado un recorte en las ganacias de los secotres económicos por los cuales habla.
"Nadie podrá culpar al Frente para la Victoria por haberse convertido en el Partido Unico. Que ello coincida con sus aspiraciones hegemónicas, manifiestas desde que asumió el poder, no significa que el gran contribuyente al logro de este íntimo anhelo kirchnerista no haya sido el tropel de opositores desarticulados que han preferido, en estas primarias, la exaltada pequeñez del fragmento a la sobria grandeza de la unidad", se lamenta quien hace poco llamó a sacar a los K del poder, presentándose, obvio, como escriba independiente.
"Vale la pena reiterarlo. Quienes se postularon como voceros de la democracia republicana ante los representantes de la democracia populista no fueron convincentes. Nadie, en consecuencia, puede dudar de que ha sido el populismo el gran beneficiario de este ensayo electoral", caracteriza, sin un dejo de menosprecio.
Y ahí nomás vienen las indicaciones para esos opositores tan vapuleados por sus medios (dueños): "La oposición, para configurarse como tal, no puede menos que pensar en un proyecto de mediano plazo. Esto significa que no se trata, esencialmente, de ganar las elecciones de octubre. Se trata de generar una alternativa perdurable a la del oficialismo que enriquezca y fortalezca la democracia argentina, que la aleje de los riesgos del Partido Unico, que abra el camino hacia el bipartidismo indispensable. Quienes no creen que esto sea posible y necesario trabajan desde hace mucho para decretar caducos, entre nosotros, los ideales de la República".
Finalmente, Kovadloff desarrolla su jocosa tésis que anoche explicitó ante Morales Solá (en TN, obvio): hay un descreimiento tan grande hacia la democracia republicana que la impactante cifra de votos de CFK no es por apoyar su modelo, sus políticas y su visión del mundo, sino todo lo contrario. La votaron por descreer de la democracia. Es decir, votaron a una Presidenta porque no creen en ella como tal. Leamos: "A nadie medianamente orientado se le puede escapar qué palpita detrás del pragmatismo descarnado que imperó en este ensayo electoral. Palpita una sombría resignación a vivir en un país donde la democracia, concebida como aspiración a conciliar principios y pluralismo, equidad social y educación plena, bipartidismo y desarrollo integral, la ley y la solidaridad, no pueda alcanzarse en un plazo razonable. Algo del desaliento que hoy cunde en las democracias desarrolladas también parece expandirse entre nosotros. La crisis mundial de este momento, antes que una crisis económica, es una crisis de creencias, de convicciones democráticas, entendidas como recursos aptos para infundir y ampliar la dignidad de la vida humana. Y se diría que la sombra de esa crisis parece empezar a extenderse también sobre nosotros. Por eso, más allá de los recaudos económicos que es preciso tomar y de los que tanto empieza a hablarse en esta hora, bien haríamos en preguntarnos qué cabe hacer para enfrentar este conflicto al que una oposición desmembrada tanto parece aportar, al no impedir que el descrédito de la democracia republicana siga prosperando entre nosotros".
Pero Kovadloff no es el único que ve agrandarse al monstruo kirchnerista y pide por favor que lo paren antes de que todo sea más grave de lo que es hoy en términos democráticos, institucionales, republicanos, y ba, bla, bla. Leamos.
Míndez: "Según los cálculos más optimistas que se hacían en el Congreso, de repetir la elección del domingo, el Frente para la Victoria y sus aliados podrían trepar hasta los 125 diputados, a sólo cuatro de la mayoría. Unos puntos más podrían devolverle a Cristina el control de la Cámara Baja que perdió en 2009. Eso, sin contar los “saltos” de bancada que ayer mismo palpitaban algunos funcionarios.
“En el Peronismo Federal, van a hacer fila para volver”, se entusiasmaban en Balcarce 50.
En su conferencia de prensa de ayer, la Presidenta sólo mencionó el proyecto de Ley de Tierras, como una de sus prioridades parlamentarias. Aunque una mayoría propia en el Congreso pondría al oficialismo más cerca de los dos tercios necesarios para avanzar hacia una reforma constitucional que incluya un sistema parlamentarista, con el que ya ha expresado sus simpatías la Presidenta".
Pagni: "Las consecuencias que el triunfo tendrá hacia afuera del PJ son más inciertas. En el cierre de campaña, la señora de Kirchner dijo que aspiraba a ser "la Presidenta de la unidad nacional". Ayer, en privado, insistió en esa pretensión. ¿Qué quiere decir? ¿Supone un movimiento hacia el pluralismo que decante en un acuerdo interpartidario con sectores de la oposición? Sería paradójico que el kirchnerismo comenzara a valorar los matices en una escena que parece no tenerlos. En 2009, derrotado, intentó dialogar y fracasó. El llamado a la unidad nacional puede ser un reflejo autoritario por el cual la señora de Kirchner termine identificándose con la Nación y condenando al rincón de la "antipatria" a quien se le oponga. Los resultados de las primarias, con 38 puntos de diferencia entre primero y segundo, son la radiografía de un desequilibrio de poder compatible con la segunda conjetura.
Ni en el corazón del Gobierno tienen clara una respuesta. Allí sólo apuestan a un relanzamiento de un acuerdo económico social en el cual tercerizar algunos ajustes económicos. Por ahora, descartan otra hipótesis: que a partir de este resultado se intente una reforma parlamentarista que, de paso, modifique las cláusulas doctrinarias de la Constitución. La respuesta más explícita viene de un interlocutor habitual de la Presidenta: "Es difícil que Cristina quiera sacrificar su capital político en una operación de ese tipo. Ella está admirada de cómo Lula se fue y dejó a Dilma. Es probable que vaya por ese camino"".
Terragno: "Si el próximo Congreso reflejara el paisaje de la primaria la Argentina se vería frente a una peligrosa situación. Ya con la réplica de la primaria en octubre, la oposición le habría obsequiado la hegemonía política. Esto sería aun más indeseable si –por flacos razonamientos, como los que impidieron el frente común– también se regalara la hegemonía legislativa".
Morales Solá: "es probable que a la Argentina no kirchnerista (que es la mitad del país) la aguarden épocas de insoportables intolerancias, de arbitrarias persecuciones y de insistentes campañas mediáticas. Eso ya se ha hecho y hay precedentes; no necesita probarse hasta dónde podrían llegar la persecución judicial y las campañas de desprestigio contra los adversarios o críticos. Una de las peores consecuencias de las victorias oficialistas argentinas es que los jueces también quieren formar parte del cortejo de los vencedores".
Helfgot: "El riesgo de un dominio de la Cámara baja por parte del Gobierno, sumado al que mantendría en el Senado de acuerdo a los números del domingo, aparece como el leit motiv al que los publicistas de las fuerzas anti K deberán prestar atención para futuros spots de radio y televisión.Si valían las internaso, los K y sus aliados recuperaban unos 15 diputados, y quedaban a pasos del quórum propio . Y el resto de las bancadas aparecían cediendo espacios".
Raventos: "Miradas con la ayuda del yin-yang, las contradicciones entre los comicios de distrito y la elecciones primaria encuentran una lectura diferente: las sociedades que este domingo votaron a Cristina Kirchner expresaron su deseo de un Ejecutivo fuerte, que pueda garantizar gobernabilidad. Las mismas sociedades respaldaron gobiernos provinciales vigorosos y autónomos, observaron en ellos el poder capaz de balancear a un poder central que puede desbordarse (ya lo ha hecho) y asfixiar las producciones y las lógicas locales tanto como las libertades".
Blanck: "Ella empezó desde el mismo domingo a la noche, en discursos con cuidada amplitud e infaltable emoción, a construirse el escenario ya no de la próxima elección, sino de su próximo gobierno. Está sumando poder a traves del medio más democrático, que es una elección. Ahora es cuando debería demostrar que es capaz de resistir la tentación autoritaria y ejercer ese enorme poder también de manera democrática. Esa es su próxima prueba".

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